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Terapia Ocupacional en Salud Mental y Rehabilitación Psicosocial

  • Oswaldo Sosa P
  • 5 mar 2017
  • 2 Min. de lectura

En mi experiencia una de las áreas más exigentes de la Terapia Ocupacional es la concerniente al trabajo en salud mental, en un principio y dada la falta de experiencia los primeros en incursionar en esta rama tendrán que enfrentarse al tabú social y a la discriminación hacia el paciente con discapacidad mental resultando todo un reto a vencer. Afortunadamente después de adentrarse al trabajo organizado y junto al personal asistencial, los pacientes y conociendo a fondo a cada uno, su diagnóstico, sus capacidades, la conexión o no con la realidad y las distorsiones de la misma, así como la situación personal de cada cual entonces se va encontrando uno más cómodo a nivel profesional aportando lo que únicamente sabemos hacer los terapeutas ocupacionales, habilitar y/o rehabilitar a las personas aplicando un plan de tratamiento basado en el uso correcto de cada actividad previamente analizada con el fin de alcanzar el mayor grado de independencia de acuerdo a las capacidades individuales para obtener la mejor calidad de vida posible en los aspectos psicosocial, laboral, personal, etc.


De este modo la definición de Rehabilitación Psicosocial propuesta la por Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN), es:


"La rehabilitación psicosocial se define como aquel proceso cuya meta global es ayudar a las personas con discapacidades psiquiátricas a reintegrarse en la comunidad y a mejorar su funcionamiento psicosocial de modo que les permita mantenerse en su entorno social en unas condiciones lo más normalizadas e independientes que sea posible" (Rodríguez, A. 1997).


A diferencia del desempeño de la T.O en rehabilitación física en donde los pacientes generalmente reciben el alta después de experimentar una mejoría en su condición, en el área mental nos encontraremos con pacientes crónicos por lo que en un alto porcentaje de casos presentan más deterioros que mejoras especialmente después de cada crisis y en pocos casos vamos a observar una recuperación definitiva de su discapacidad. Si además revisamos las estadísticas nos daremos cuenta que la tasa de mortalidad en pacientes con discapacidades mentales es 10 o 20 veces superior a la de pacientes con otros diagnósticos y esto es debido entre otras causas a las condiciones de vida que suelen incluir un alto consumo de tabaco (derivando en enfermedades pulmonares), obesidad, mayor índice de suicidios, hipertensión, etc, además se debe considerar que estos pacientes son sometidos a largos periodos de tratamiento farmacológico que conllevan a un sin número de efectos secundarios.


Por tanto los retos no son pocos y aunque cada paciente debe ser tratado de forma muy especial e individualizada debemos organizar nuestro plan de evaluación y tratamiento basándonos en ayudar a asumir al paciente la responsabilidad de sus propias vidas, a compensar las dificultades psicosociales y de integración a las que son sometidos, independizar al máximo en sus actividades de la vida diaria ofreciendo seguimiento y apoyo en todos los ámbitos pero sobretodo es muy importante disminuir el riesgo de institucionalización y promover la reinserción laboral.


T.O Oswaldo Sosa.




 
 
 

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